top of page

MEMORIAs

Recuerdo, pero sin nostalgia. Aquella noche. Estambul. Al otro lado del Puente de Galata, casi a los pies de la torre de ese nombre. El mercado de pescados. Pero no podíamos permitirnos sentarnos en esas mesas donde te ofrecían veradederas delicias. Éramos tres profesores y varios alumnos. Nosotros sí podíamos. Las alumnas y los alumnos, no. Así que nos acercamos a los vendedores ambulantes. La fritura, su humo y sus olores. No importaba tanto la calidad de lo que estábamos comiendo como ese ratito de magia pura como sólo se encuentra en las noches de Estambul


Comments


bottom of page