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He vivido otros mundos


Recuerdo estar delante del alumnado. Desde 1984. Reflexiono sobre este tiempo y hay algo que destaca: de repente todo se aceleró de tal manera que me era posible situarme ante ellas y ellos y decirles que había viviod en mundos que ellos desconocían, que para ellos eran territorio ignotos. Los ejemplos para avalar esta afirmación son todo menos escasos. Aquí uno de ellos. Una simple foto. El vacío provocado por la demolición de casas en el casco histórico, un vacío que se convierte en un solar en espera de un viento favorable que impulse el negocio especulador, deja a la vista algo. Tal vez observéis la foto y no os percatéis de algo que es importante.

Se ve la trasera de un edificio. Un blanconcito que se sueña miniterraza. A un lado un cuartito, algo pequeño. La puerta abierta casi nos permite ve que es una superficie que ha crecido a lo alto pero que se mantiene mínima a lo ancho.

Me imagino a mí mismo mostrándo esta foto al alumnado. ¿Qué es ese cuartito?. Estoy seguro de que nadie acertaría a adivinar que ese hueco con puerta situado en esa miniterraza es el escusado, es decir, el váter. Una taza, un lavabo pequeño, un espejo minúsculo y, tal vez, una repisa. No me cuesta imaginar que la respuesta del alumnado sería: no, eso no puede ser el váter. Pues sí. Es el váter que yo conocí en casa de mis abuelos. Si lo recuerdo es que estoy hablando de 1962, España.

He visto mundos que como Baty, el Nexus 6, no imaginaríais, puedo decirles a los alumnos y alumnas.

Ya véis, una foto que parece nada esconde un relato de vida, memoria viva.

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